Aproximadamente sobre las 8 de la tarde aterrice en
Cracovia. Me dispuse a coger el bus dirección “Miasteczko Studenckie AGH”, en
concreto la línea 208, que es la que te dejara delante de la propia residencia.
Pero si este no es tu caso y necesitas ir al centro, el 208, tampoco es una
mala opción. Aun así si vuestro destino de Erasmus es en Polonia, es necesario
que os descarguéis para vuestros móviles, la app “JakDojade”, imprescindible
para cualquier movimiento por la ciudad.
Una vez fuera del bus, me dispuse a buscar el edificio en el
que me asignaran mi habitación. En mi caso el nombre era “Kapitol”, con
habitaciones tipo standard. Las habitaciones tipo standard son las de más baja
calidad y en las que nos metieron al 95%
de los españoles (Dato indicativo del aprecio que nos tienen).
Una vez hecho el checking en recepción, subo a la
habitación, y el primer golpe del Erasmus, mi compañero es polaco y lo primero
que me dice es que en esa habitación no me puedo quedar, porque no quiere
Erasmus en esa habitación.
Al día siguiente me acerco a la oficina para intentar
arreglar la situación, y la única solución que me ofrecen es que espere hasta el día 3 de octubre, en una
habitación en la que la tensión se puede cortar con cuchillo. Un par de días
después, y tras preguntar mil veces, consigo que me trasladen (Eso sí, previo
pago de un pequeño soborno). Me cambian al edificio “Bonus”, y por fin, por
suerte y coincidencia, y sabiendo que no es lo más óptimo para un Erasmus, ya que
quería practicar el inglés, me asignan una habitación con dos compañeros de A
Coruña (mi propia ciudad). Es tal mi felicidad, después de pasarlo tan mal esos
3 días, que me encuentro como en mi propia casa y no me importa el no tener
compañeros de fuera, tendré mil ocasiones de practicar el idioma. Al nada de
llegar descubro que este edificio, se ha convertido en un gueto español (Los
polacos nos quieren tener controlados).
Una vez instalado, y a la espera de que lleguen mis
pertenencias, ya que me las envío por una empresa de transportes (Escribiré un
post acerca de esto), mis compañeros, a los cuales les pondré nombre, porque
serán básicos en estas narraciones, Dani y Jess, y yo emprendemos viaje a Ikea.
Una vez acabada la visita a Ikea, compruebo que el nivel de locura de ellos es
comparable a la mía. ¡¡ARRASAMOS IKEA!! Pero si lo analizas, y pensando que
nuestra estancia será de un año y con una habitación bastante mala, la
inversión para estar cómodos no es desproporcionada. Una de las cosas a tener
en cuenta en las habitaciones standard, es que compartes baño con “10” personas
y tienes una cocina para toda la planta (Sin horno, sin microondas, sin
cafetera, sin ollas, sin platos, etc.). En nuestro caso, y siendo la mejor
opción para ahorrar costes, nos aliamos con las vecinas para comprar material a
medias. La 113, nuestra habitación, y la 113A (Ocupada por otra Coruñesa,
Marta, y una “mini vasca” (Siempre desde el cariño), Kata), formamos una
pequeña familia.
Un par de días después, adoptamos para nuestra pequeña
familia, una valenciana, Tati (Alojada en la 115A). Dentro del baño de 10, ya
éramos 6 personas y a la espera de que nos llegue los nuevos habitantes.
Es importantísimo los primeros días, juntarte con gente de
confianza y afín a ti, para poder llevar a cabo todos los trámites y gestiones
necesarias, antes de que empiecen las clases. En mi caso, y a día de hoy, más
encantado no puedo estar.
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