jueves, 24 de noviembre de 2016

WROCLAW || VIAJES

Mi primer viaje, mi primer destino, desde que aterrice en Krakow, fue a la ciudad de Wroclaw, también conocida en castellano como Breslavia. Es una ciudad situada a unos 300 km de Krakow, es decir algo más de 3 horas por carretera. Cuenta con una población de unos 700000 habitantes y es una de las visitas obligadas si vas a realizar un Erasmus en Polonia.

Los chicos y yo decidimos pasar el primer fin de semana de Octubre en dicha ciudad. Con algo de antelación compramos los billetes de bus de la compañía “Polskibus” (http://www.polskibus.com/pl/index.htm).
Recordad esta compañía porque estará presente en casi todos los post de viajes que haga. Con “Polskibus” podréis ir a casi todas las capitales europeas cercanas a Cracovia, por precios irrisorios, y en la comodidad de buses con asientos de piel y prácticamente nuevos. En nuestro caso el billete apenas nos costó 40zl, es decir unos 10€, ida y vuelta. Por otro lado reservamos un “hostel” que estaba a unos 7/8 min andando de la plaza central y que nos costó unos 20€ por cabeza (estuvimos 2 noches y se llama Moom Hostel Wroclaw). En resumen, por unos 30€ pasamos el fin de semana en Breslavia.


En estas entradas de mi blog, sobre los viajes que haga, no voy a recomendar que ver de la ciudades, porque existen infinidad de páginas de viajes que lo explicaran mil veces mejor que yo, y porque considero que esa tampoco es la función de mi blog. Eso sí, os narrare la experiencia y algunos locales o sitios que puedan ser interesantes.

Arrancamos un viernes 7 de Octubre, en buses diferentes, por un lado las chicas que arrancaron por la mañana para llegar allí al mediodía, y por otro lado, los chicos, que arrancamos al mediodía para estar allí al final de la tarde (decidimos arrancar más tarde para poder así ir antes a la peluquería y ponernos guapos, el mundo al revés). Llegamos algo cansados, y como queríamos conocer algo de la vida nocturna de la ciudad, decidimos descansar un rato, arreglarnos, y bajar a cenar. Aquí llego el primer problema del viaje, éramos unos 16, y fue imposible encontrar un sitio para cenar todos juntos. En Polonia los restaurantes son bastante diferentes a España, no existe el concepto de “banquete”, por lo que encontrar una mesa para más de 6, es realmente jodido, hablando mal y claro. 

Nos dividimos y posteriormente nos rejuntamos para ir a tomar unas cervezas, por la zona de ocio nocturno de la ciudad, que casualmente la teníamos a unos 5 min del hostel. La primera noche intentamos no liarnos mucho para así poder visitar en condiciones la ciudad al día siguiente.

El sábado por la mañana arrancamos rumbo a conocer la ciudad, para ello decidimos dividirnos en grupos, para no volver a encontrarnos con el problema de la noche anterior. Recorrimos el centro de la ciudad, los márgenes del río y las diferentes islas que en el existen, en apenas unas 4 horas. En este tiempo visitamos todos cuantos monumentos, edificios, plazas o esculturas podéis encontrar en cualquier guía de viaje, pero lo que más gracia nos hizo y sin duda le da un gran encanto a la ciudad son sus casi 200 gnomos que están colocados por toda la ciudad. ¡¡Y os aviso!! Una vez que te fotografíes con uno de los gnomos no pararas de hacerlo con el resto, ya que cada uno es distinto al anterior (avisados quedáis).






Solo nos faltaba por visitar la fuente de Breslavia, que está a las afueras del centro de la ciudad, por lo que decidimos ir a comer a un restaurante que me recomendara un amigo. Su nombre es “Kurna-chata”, y sin duda la mejor recomendación que podían hacerme. Comida y cerveza típica polaca e increíble de precio. Muy pero que muy recomendable.




Una vez teníamos el estomago lleno decidimos hacer la digestión camino de la fuente que os citaba anteriormente. Es un buen paseo, pero aprovechamos para ir por el otro margen del rio y montarnos en un funicular que te devuelve al lado correcto. La visita a la fuente es obligatoria, ya que es un espectáculo de luz y sonido.


Ya por la noche, decidimos descubrir más a fondo los clubs y discotecas de la ciudad. En nuestra búsqueda encontramos un local de chupitos con cientos de ellos diferentes, aquí es donde llego el siguiente problema del viaje, probamos uno llamado “Chuck Norris” (creo que el nombre lo dice todo) que nos dejo tocados cerca de 1 hora, de lo picante que era. Pero a pesar de ello lo recomiendo totalmente, su nombre es “Czupito Wroclaw”. El resto de la noche os la podéis llegar a imaginar, cerveza tras cerveza, y así hasta que cerró todo.



El domingo fue un día de transición, ya que ya conocíamos la ciudad. Y nos dedicamos a volver a recorrer el centro hasta la hora de salida del bus.

En resumen, Wroclaw es una ciudad pequeña pero con mucho encanto y perfecta para disfrutar de un fin de semana con tus colegas o pareja.

                                                                                             
Una Barba en Polonia.


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