domingo, 17 de septiembre de 2017

RECUERDOS DEL ERASMUS

¿Qué decir del Erasmus? ¿Qué decir de las experiencias que viví a lo largo de un año? ¿Qué decir de la gente que conocí? Si soy sincero, no sé por dónde empezar e incluso que contar.  Son tantos los recuerdos, las anécdotas, los momentos (tanto buenos como malos), que repito, no sé como describir tal experiencia. Lo que sí tengo claro, es que ha sido la aventura de mi vida y que quedará a fuego grabada en mi mente…

Recuerdo el comienzo, los días previos a coger el avión, las vueltas que le daba a la cabeza, preguntándome qué me encontraría allí. Como toda nueva aventura y en la cual te adentras sin saber que pasara o que te encontrarás, la afrontas con respeto, que no miedo, jamás se debe tener pánico por afrontar nuevos retos. El hecho de irte lejos de tu familia, tus amigos, tu ciudad, de tu círculo de confianza, nunca es fácil, por mucho que sepas que es por tiempo limitado. Pero todas esas dudas esas cuestiones que era imposible que yo mismo me respondiera, quedaron disipadas a lo largo de los primeros días. En el momento que te empiezas a establecer y a conocer a la que será tu nueva “familia”, te das cuenta, que irte de Erasmus es una de las mejores decisiones que has tomado en tu vida.


Como ya comentaba en algún post anterior, las clases allá no empiezan hasta octubre, por lo que los primeros días los destinas a adaptarte, hacer papeleo, conocer gente y por supuesto disfrutar de la noche. Y hablando de la noche, cabe decir que quizá sea el 50% de la vida de un Erasmus. Llega un punto a lo largo del año, que salir ya se convierte en algo automatizado, ya no sales por gusto si no por obligación. Y aunque parezca increíble, la última frase es cierta. Y recalco, “es cierta”, porque te acostumbraras a escuchar frases como:

-          “Tio, es lunes, apura que a las 8 tenemos que estar en “Pijalnia” para coger sitio…
-          “Oooh si, miércoles. “Cubanito” niño!!
-          ¿Qué día es hoy?... Jueves… Ufff “Aferazo”!!
-          Ya es viernes, habrá que salir…
-          ¿Hoy es sábado, no? Bajo al “lewiatan” a por una botella de vodka…
-          Los domingos están los “Cubalibres” a 5zl, podíamos ir…


Para el que vaya a realizar un Erasmus en Krakow, estas serán sus frases más utilizadas. Y sin duda puedo afirmar que serán los mejores recuerdos que te quedaran. Eso sí, siempre y cuando te acuerdes de lo que hiciste la mayoría de las noches. Podría contar miles de historias, anécdotas, recordar los mil y un bailes en el cubano, cientos de conversaciones en “Banialuka” aliñadas siempre con su cerveza y chupito, o acordarme y no parar de reír al visualizar en mi mente, todas las veces y todos los locales en que “Marta” (mi querida Celaya) se quedó dormida. Inolvidable.



Otro de los aspectos en los que se indaga a fondo en el Erasmus, es el tema de los viajes. Viajar desde Polonia resulta muy barato, tanto por los precios como por estar situado en un punto estratégico para ello. Organizándose bien, se puede realizar alrededor de un viaje al mes. En mi caso y como relate en numerosos posts, visite ciudades como Wroclaw, Praga, Budapest, Berlín, Dubái, Milán, Florencia, Dubrovnik,  Poznan… Infinidad de lugares y cada uno con sus particulares historias y anécdotas, desde intentar fotografiarme con multitud de gnomos, conocer a “Galancheco”, poner el toque musical en Dubai, hasta hacer 3500km en una furgoneta. Inolvidable.


En el caso de la Universidad y refiriéndome a los estudios que allí curse, debo admitir que quizás no fue el año que más conceptos aprendí, pero sin duda es una opción inmejorable de conocer otro sistema educativo, que en mi caso, que estudió ingeniería mecánica, debo apuntar que son clases mucho más prácticas que teóricas. Y hablando de la universidad, no puedo olvidarme de la Residencia, donde viví grandes momentos y conocí a mis queridos compañeros de habitación, Dani y Jess, además de nuestros inquilinos, Charly, Igor o Legazpi. A día de hoy ya no comparto habitación con ellos, pero se han convertido en una parte fundamental de mi vida, se han convertido en mi familia. Son tantos los momentos que hemos vivido en ese edificio y entre esas 4 paredes, que necesitaría folios y folios para poder enumerarlas… comer como reyes, viciar hasta altas horas de la madrugada, tocarle los cojones a Pralnia, tardar horas en arreglarnos o apoyarnos en los peores momentos. Inolvidable.


Por último, lo que más añoro y sin lo que sería imposible tener todos estos recuerdos. Es toda esa gente que hizo posible, que los 10 meses que duró mi Erasmus, fueran los mejores de mi vida. Tal experiencia como el Erasmus sería imposible sin todas esas personas, que finalmente son con las que compartes las mil y un historias que me acompañaran en el recuerdo a lo largo de mi vida. Gracias a ellos, todo esto es inolvidable. Os quiero familia.

“Erasmus is not one year in your life but your life in one year!”




        Una Barba en Polonia.

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